sábado, 30 de abril de 2011

Dimma (2/3)

Paseo entre gentes de rostro amable pero impenetrable y mientras su lenguaje tintinea a mi alrededor, mi mente trata de retener todos los detalles que me rodean, el aspecto falsamente retrógrado de sus construcciones, la pausada calma de la población, los bosques que despiertan a la primavera tras el aletargamiento del crudo invierno escandinavo, el oscuro casi ferruginoso color del agua de ríos y lagos, y, sobre todo, los olores de ciudades y campos...

No siento añoranza y los luminosos días de cálido sol me ayudan a sentir cómo el frío del norte dejó de ser el punto de discordia en esta inusual relación con esta tierra, cuando acaricio la arena de costas cuyo fin no alcanzo a adivinar y sumerjo mi mano en un mar aún gélido, sin embargo ahí estás tú para impedir que mis sentimientos se dispersen entre las brumas de la isla de Tylön, más allá de donde el dorado reflejo del sol alcanza las dunas... mi corazón sonríe y su felicidad satisface mi alma. Por un instante la niebla me hizo perder la línea del horizonte pero tu luz nos guió al anhelado puerto del que no deseo zarpar.

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