viernes, 2 de marzo de 2012

Procuro olvidarte

Hace ya tres años desde nuestro encuentro, tu llegada fue tormentosa como la vida que dejaste. Tu juego manipula el destino, transforma en pesadillas los sueños y gusta de romper ilusiones. Hasta el momento de aquella desafortunada coincidencia, no llegué nunca a ser consciente de tu existencia, siempre te veía parasitar vidas ajenas y uno nunca es capaz de experimentar el dolor ajeno. ¿Qué buscabas en mí?

Reptando, así te aproximaste a mí, esperando pacientemente tu tiempo hasta encontrar el modo de vencer mi desconfianza, entonces llegó el caos. Me dejé caer en tu tentación y me sumergí en el mar de la duda, donde sólo habita la soledad.

Aún siento tu gélido aliento muy próximo a mi alma, un sutil hálito que parece generarse en mi interior y que no ha cesado de palpitar desde que llegaste. Cada vez que intento cerrar tu puerta, una duda me asalta, ¿es tu llave maestra?