viernes, 22 de abril de 2011

Halmstads tre hjärtan

Cuando Christian, rey de Dinamarca, el cuarto de ese nombre, llegó a Halmstad con sus ingenieros para fortificar la ciudad quedó sumamente impresionado por la belleza de aquel lugar. Siguiendo la desembocadura del río Nissan alcanzó el antiguo castillo que dificilmente se mantenía en pie. Resultaba urgente su reforma, las tropas suecas no tardarían en estar listas para la guerra. Allí el rey se reunió con su séquito y, entre la distinguida sociedad que le agasajaba, se encontraba Kirsten, la dulce hija del duque de Halland. Las reformas del slott marchaban a buen ritmo pero el soberano ya sólo tenía ojos para la joven doncella, juntos contemplaban la hermosa puesta de sol sobre Kattegat y ya el sublime lazo del amor le unía sin remedio a Kirsten.

Un lluvioso día al inicio del otoño los ingenieros holandeses que el rey trajo consigo le comunicaron el fin de las obras de fortificación de la ciudad... había llegado el momento de regresar a la corte, la reina Ana le esperaba impacente ante la inminente guerra contra Suecia pero ya no había vuelta atrás para Christian, la hija del duque pronto daría a luz y la ruptura con la reina era inevitable.


El rey murió defendiendo Halland junto al lago de Vapnö y, llevado a su amada Hamstald por sus generales, falleció en brazos de su enamorada... antes de expirar cedió tres corazones al pendón de la villa, uno por la bella Kirsten, otro por desear que el propio descansase allí y un tercero para la ciudad que tanto amó... son los tres corazones que aún ondean en la ciudad de Halmstad.

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