lunes, 4 de abril de 2011

Lo más doloroso del Sida

Ya lo apuntaba en el post ¿A qué se parece el VIH? A finales de los ochenta y principios de los noventa especialmente existía la creencia, mayoritariamente extendida, de que era posible saber quién estaba infectado sólo por su aspecto físico. Aunque esa actitud ha cambiado gracias sobre todo al desinteresado esfuerzo de ONG comprometidas en la lucha contra el Sida, aún hoy sigue constituyendo uno de los síntomas más dolorosos de la enfermedad. No nos engañemos, esa disposición surge del desconocimiento que provoca un miedo irracional al contagio y facilita que todavía en el siglo XXI escuchemos el desafortunado término grupos de riesgo en lugar del mucho más correcto prácticas de riesgo.

No contribuyamos a que la vida de las personas VIH+/Sida sea aún más difícil de lo que ya resulta. Un gesto de comprensión, una mano tendida y, más aún, una sonrisa, son tan eficaces como la medidas terapéuticas y no entrañan riesgo alguno.

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