miércoles, 23 de marzo de 2011

Hablemos de Libia... o de Iraq

No se si alguien podría explicarme por qué desde el opulento occidente vendemos armas a todo dictador sin importarnos filiación ideológica o religiosa hasta que deja de ser útil a aquellos que le manejan (y que generalmente han influido en mayor o menor medida en su conquista del poder). Curiosamente en ese momento, este tirano de papel se transforma en la mayor amenaza jamás soñada y, como no puede ser de otra manera, debe ser derrocado en aras de la seguridad mundial. A este punto se puede llegar básicamente desde dos formas, en la primera, los de siempre hacen lo que quieren cuando quieren, sin contar con nadie; en la segunda, los de siempre hacen lo que quieren amparados bajo un ente supranacional (léase ONU, OTAN,…) que les proporcione visos de legalidad. En la práctica, ambas formas son una misma.

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