domingo, 23 de enero de 2011

Una mujer que sonríe

Imagino que tu infancia no fue fácil, nacer en el seno de una familia tradicional durante una época difícil y ser mujer son factores que indudablemente condicionaron tu vida. Me consta, no obstante, que hubo momentos felices durante aquellos años aunque la progresiva llegada de hermanos varones te empujaba cada vez más a ese papel tan bien conocido entonces de hermana-madre-cuidadora. Debe ser duro comprobar que el hecho de ser mujer es el que te aparta de acceder a una formación cultural y observar con perplejidad cómo tu hermano, sólo por ser varón, sí se le permite. Yo te conocí cuando ya eras mayor pero no habías abandonado ese papel de cuidar de todos y sufrir por cada uno, esa emotividad a flor de piel que te llevaba al llanto a la mínima… a tu manera nos querías y a tu manera cuidabas de todo y de todos. Me pongo triste cuando recuerdo que fuíste víctima de tu tiempo, cuando recuerdo cómo te golpeó el azote del olvido, cuando recuerdo tu última sonrisa, esbozada sin saber muy bien a quién estabas regalándola… esa sonrisa, esa mirada, es la que guardo en el fondo de mi corazón, la que siempre recordaré…

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