martes, 18 de enero de 2011

De dioses y hombres



Hubiera jurado que se trataba de franciscanos, estamos ante una lección de pobreza, de humildad, de entrega, de espiritualidad y, sobre todo, de amor, un amor infinito que les lleva a aceptar la pérdida de lo que aún les queda como propio, la vida. A lo largo del film uno va compartiendo con ellos sus miedos y sus flaquezas, su fortaleza ante la adversidad y su convicción a pesar de lo inevitable… uno sufre cuando la pasión se inicia, sus dudas, sus silencios, su sacrificio,… resultan tan reales que acabas convencido de la veracidad de lo que allí se relata. La suya es una vida entregada a los otros, carente de egoísmo, donde su única preocupación es no disponer de más tiempo y medios para dedicarlos a los necesitados… de ahí a tu corazón sólo hay una mirada, la palabra ya le ha alcanzado y acabas entregado a ellos sin remedio.

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