A menudo se hace necesaria una parada que disminuya la vertiginosa velocidad que toma la vida. Un momento de reflexión y encuentro con uno mismo para continuar, si cabe, con más fuerza; enriquecer el alma con nuevas experiencias que satisfagan el espíritu para que revierta en palabras que sean vertidas en este espacio. En unos días volveremos a encontrarnos, si lo deseáis, con nuevos propósitos…
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