Asomada al alféizar de la ventana, contemplaba con estupor cómo el terrorífico dragón portaba en sus fauces al apuesto joven que minutos antes selló sus labios con un ósculo.
Quedó horrorizada y, sin poder contenerlo, un bostezo se dibujó en su semblante.
jajaja, buen final, que mujer tan poco emotiva, quizá si le hubiera dado un beso como dios manda, pero claro, un ósculo parece tan frío... :)
ResponderEliminarEs que hay mucho chapucero por ahí dando "ósculos" de tres al cuarto. Ya ni la realeza es como antes... jejejejeje
ResponderEliminarEs que la monotonía mata cualquier relación, hasta en los cuentos de hadas.
ResponderEliminarMe ha encantado.
Tante grazie por tu comentario, es un honor para mì que te haya gustado...
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