Se negó
a secundar férreas disciplinas,
a no encarar la vida.
No más coacciones
ni esfuerzos sin recompensa,
no más tremores
ni pesadillas,
no más palabras ahogadas
en océanos infinitos,
no más pérdidas
en caminos atorados.
Se negó a dilapidar
ni un segundo, ni un latido
del resto de su existencia,
él es ahora su rumbo, su guía y su meta.
Manu, hoy se ha colado, entre los minutos azules, la sorpresa de encrontrar tu blogg: una ventana hecha con cristal de palabras, un lugar precioso, para leerlo con un reloj de no-tiempo y detenerse en él. Gracias por tu visita y tu comentario. Te continuaré leyendo y te enlazo a mi blogg porque soy de las que cree todavía en que la fuerza de una palabra se duplica con la sensibilidad del OTRO.
ResponderEliminarUn abrazo
Nuestras palabras existen por nosotros y nosotros existimos en ellas. Parimos sentimientos al escribir... aún somos fértiles y sabemos cómo duplicarlas.
ResponderEliminarSin lugar a dudas yo soy el agradecido por tu visita y tu cometario
Otro abrazo para ti